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| Foto: ABC.es |
A menudo nos hablan de futbolistas y nos vienen a la cabeza imágenes de jóvenes multimillonarios llegando en sus flamantes deportivos a la ciudad deportiva correspondiente a su club, con decenas de seguidores que pelean por coger el mejor sitio para cazar un autógrafo, o una instantánea de sus ídolos. No importa que hayas faltado al colegio, que haga frío o llueva, si el Ronaldo o el Neymar de turno te dedica una sonrisa, unas palabras, o abre la ventanilla de su coche para que introduzcas parte de tu cabeza y te puedas fotografiar con tu admirado personaje. Esa percepción que se tiene de los futbolistas no siempre es tan real, buena muestra de ello es la vida de Wilfred Agbonavbare.
Wilfred, o Willy, como era cariñosamente apodado por la afición del Rayo Vallecano en los seis años que defendió la meta rayista a comienzos de los años 90; vino al mundo allá donde pocos son los lujos, donde problemas tan graves como la alta mortalidad infantil o la escasez de recursos son a menudo olvidados por las gentes del primer mundo, mas preocupados estos de problemas tan superfluos como superficiales. Nacido en 1966 en Lagos, la ciudad mas poblada de la República Federal de Nigeria; entre golpes de estado, guerras civiles, hambre y miseria, la infancia de Wilfred no fue un camino de rosas.
Willy jugaba al fútbol con sus amigos para evadirse momentáneamente de los problemas que asolaban el país, lo hacia de portero y pronto destacó, tanto es así que con 16 años debutaba en el New Nigeria Bank de la primera división nigeriana. No tardaron en llegar sus primeros éxitos deportivos, su club ganaría por dos ocasiones el Campeonato de Clubes de la WAFU (torneo disputado por clubes de diversos países de África Occidental) y mas tarde saldría vencedor de la Nigerian Premier League, única liga lograda por el club, ya desaparecido. En esa época fue convocado por la selección juvenil de Nigería para disputar la Copa del Mundo de la categoría. Poco tardaría en debutar con la absoluta, a la edad de 18 años.
Después de pasar por otros dos clubes nigerianos y por el Brentford FC de la segunda división inglesa recaló, tras una prueba; en la Agrupación Deportiva Rayo Vallecano en la temporada 90/91. Pronto se ganaría a la afición vallecana con su simpatía, humildad y sus buenas actuaciones y lograría la titularidad en la portería franjirroja. La temporada siguiente el Rayo ascendió a la categoría de oro del fútbol español con Camacho en el banquillo. Wilfred por aquel entonces, era ya todo un ídolo para los seguidores de la franja, un fijo en la portería y un vecino mas del barrio, vivía en un humilde piso cercano al Nuevo Estadio de Vallecas.
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| Foto: Rayistas.com |
En la temporada de su debut en primera división se le complicaba la titularidad tras la adquisición del club de Toni Jiménez, flamante medalla de oro en la portería del combinado español en los JJOO de Barcelona 92; pero Jose Antonio Camacho siguió confiando en él. El meta nigeriano siguió siendo el titular ese año y el siguiente; el que supuso el descenso de categoría del club. Durante ese 1994 Willy se había convertido en un fijo en las convocatorias de la selección nigeriana, lo que le valió para proclamarse campeón de la Copa de África y un billete para el Mundial de EEUU. Los niños vallecanos se sentían orgullosos de que uno de sus ídolos representara al Rayo en la máxima competición futbolística.
Un ascenso más en la temporada sucesiva con Wilfred siendo un fijo en la portería franjirroja, y en su tercera temporada en la máxima categoría el guardameta africano perdería la titularidad en beneficio de Abel Resino. Al finalizar dicho campeonato Willy decía adiós a seis temporadas defendiendo la franja después de haber disputado 76 encuentros en primera con su Rayo. Fichaba por el Écija Balompié de la segunda división donde defendería la portería del club andaluz durante una temporada, tras esta; Willy se marcharía a su país natal donde después de un año colgaría las botas definitivamente.
Regresó a Madrid y trabajó durante años como repartidor de una empresa de mensajería y transportando maletas de los viajeros en el Aeropuerto de Barajas, estos trabajos los compaginó con el entrenamiento de porteros en equipos amateur tras gastar sus ahorros en intentar salvar a su mujer de una grave enfermedad, intento fallido ya que la esposa no pudo salvar su vida. Esto sin duda fue un duro varapalo en la vida de Wilfred.
Hace algunas semanas Augustine Igbinobaro, amigo íntimo y excompañero de Wilfred en la selección nigeriana daba a conocer el lamentable estado en el que se encontraba su compañero, Willy estaba grave y luchaba por sobrevivir a un cáncer en un hospital de Alcalá de Henares. Múltiples fueron los mensajes de solidaridad y de fuerza que seguidores rayistas y excompañeros del africano mostraron en apoyo al nigeriano.
Pero era Carmen, la anciana desahuciada de su piso de Vallecas, que un mes antes había sido ayudada económicamente por club, plantilla y seguidores rayistas; la que daba un paso al frente en una extraordinaria muestra de humildad y solidaridad, anunciaba que la mitad del dinero recaudado para el pago del alquiler de su nueva vivienda la iba a destinar en ayudar al exmeta rayista, alegando que ella con la otra mitad tenía suficiente para seguir adelante y devolviendo parte de ese favor al rayismo que tanto le había ayudado con su problema.
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| Foto: Marca.com |
Ese gesto tan solidario no es mas que la muestra de que el viejo tópico de que los que menos tienen son los que mas dan en muchas ocasiones es tan real como admirable. Como la salud de Wilfred parecía no tener ya mucha solución el dinero ofrecido por Carmen se destinaría a traer a los tres hijos de Willy desde Nigeria a Madrid para que pudieran pasaran los últimos días con su padre tras mas de diez años sin verse.
El cruel destino se volvería a cruzar con Wilfred y esta triste mañana de martes, un día antes de que los hijos del mítico portero nigeriano pudieran reencontrarse con su padre; la luz de Willy se apagaba para siempre dejando tres hijos huérfanos y a toda una afición desolada.
En unos días en que los rayistas tienen que luchar contra la criminalización en la que se ve envuelta buena parte de su masa social, y contra la persecución y la violación de sus derechos como aficionados tanto en su propio estadio como en los de los rivales; esta noticia ha sentado como un jarro de agua fría entre la gran familia, mas unida que nunca en estos días; de la ADRV. En una afición que tiene la solidaridad por bandera esto no será sin duda alguna mas que otra razón para seguir luchando contra las adversidades.
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| Foto: Vavel.com |
Para nuestro Willy. DEP genio.




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